El día que me enamoré del Extranjero.

amor amorpropio dating encontrarpareja lisethkingery soltera vulnerabilidad

¿Existe alguien en tu vida por quién, no importa cuantos años pasen, sigues sintiendo una gran atracción?

 

Yo sí. Pero antes de hablarte de él, necesitas el contexto para entender:

 

Imagíname a mis 32 años, joven, llena de vida y ambición, viniendo de una clase media baja, sin dinero ni conexiones, y con unos sueños más altos que los edificios de Cartagena, la ciudad en la que nací y crecí.

 

Por años soñé (y tomé acción) con estudiar y vivir en el extranjero, con dominar el inglés, el idioma que me apasionaba desde que estaba en el colegio, y con enamorarme de un hombre atractivo, visionario, sensible, con quien pudiera tener conversaciones íntimas y profundas, pero también que tuviera un gran sentido del humor. 

 

Y por años también, en todo esto fracasé. Especialmente en lo del hombre atractivo y visionario :)

 

Y entonces, más o menos para esta época de Noviembre, en uno de los pocos viajes que me podía permitir en ese momento, un viaje a la capital de mi país, Colombia, conocí orgánicamente a uno de los hombres más importantes de mi vida.

 

Este hombre, a quién llamaremos el extranjero, era extranjero (obvio), hablaba inglés, era atractivo, alto, con unos ojos cafés divinos y la sonrisa más dulce que había visto, y se encontraba en Colombia en una misión sumamente interesante -y medio secreta-, lo cual le daba un toque de misterio y peligro (¡y nada que le guste mas al ser humano que el misterio y el peligro!)

 

Él, con su inglés perfecto y el mío con ganas de serlo, fue con quién hablé, bailé y me reí hasta que cerraron todos los bares de la zona T de Bogotá la noche en que lo conocí.

 

El tiempo y el espacio simplemente desaparecieron. Recuerdo que regresé a mi hotel caminando entre nubes de algodón.

 

6 horas después que nos despedimos, este hombre estaba esperándome en el lobby del hotel donde me estaba quedando con mi hermana, pidiéndome una segunda cita. Pidiéndome que volviera el próximo fin de semana a Bogotá.

 

Yo acepté en un abrir y cerrar de ojos. La química, las mariposas y todo lo que no se ha escrito aún en la ciencia de la atracción, a mil por horas en mi torrente sanguíneo.

 

Por supuesto, algó pasó.

 

Tan solo unos días antes de mi vuelo a Bogotá para nuestra segunda cita, este hombre me revela un pedazo de información muy importante que debió decirme mucho, mucho antes:

 

 

Este hombre era casado.

 

Yes. CA- SA- DO.

 

Y antes que le “corras la madre”, hagamos una pausa aquí: 

 

¿Puedes ver cómo este hombre me reflejaba a mí? ¿Cómo éramos un match perfecto?

 

El extranjero, no solo tenía todos los atributos físicos y psicosociales que yo valoraba en un hombre. También estaba emocionalmente no disponible, como yo. 

 

Él, emocionalmente no disponible para conocerme, elegirme y amarme por estar en una relación de pareja con otra persona.

 

Yo, emocionalmente no disponible por mi miedo a la intimidad: miedo a ser vulnerable, a abrir el corazón de verdad y así, darle el poder a otro de que me pudiera AMARME, pero también, de lastimarme.



Y por eso, por mi miedo a la intimidad, yo solo podía atraer hombres que por una razón u otra, tampoco podían tener intimidad emocional conmigo, si acaso sexual.

 

Este hombre era un espejo, una confirmación de mi verdadera identidad, de la mujer que era por dentro. Tanto de mis valores, como de mis miedos más profundos.

 

Decepcionada de lo que pudo ser y no fue, pero incapaz de decidir desde mi futuro amoroso soñado, sino desde mis heridas, yo seguí adelante con esta dinámica por años, hasta que producto de mi propia transformación espiritual, pasó lo que hace toda la diferencia en el amor:

 

Me comprometí a vivir desde una nueva identidad: viviendo y decidiendo como una mujer que ya tenía la relación íntima, sana y abierta que sí quería, desde antes de tenerla. ¡Y qué difícil es esto!

 

Desde esa nueva identidad, mi dinámica con el extranjero, tenía que cambiar y por eso, tomé acciones radicales que confirmaran que la versión de mí que le dió vida a esa dinámica, era cosa del pasado.

 

El extranjero no dejó de gustarme ni dejé de sentir atracción por él.

 

Lo que ocurrió fué que dejé de entretenerme y danzar alrededor de sus mensajes de textos esporádicos, de responder a sus fotos, y de tomar sus piropos y likes como una muestra de interés en mí como mujer. 

 

En pocas palabras, dejé de ser la Liseth que él conoció en Noviembre del 2012.

 

Y poco a poco, esa combinación de tu acción integrada y consistente, junto con el tiempo Divino, da sus frutos.

 

No solo superé la creencia de escasez estúpida de que no iba a conocer otra vez a nadie como él, sino que pude atraer un hombre que es un reflejo de mis valores y también, de mi  disponibilidad emocional y de mi compromiso de construir una relación real. 

 

Un hombre que es una confirmación de mi nuevo estado.

  

Hoy no te comparto esto por hacer chisme de mi vida personal. 

 

Lo hago porque esto es, en mi experiencia, camino superado y trabajo con clientes, uno de los principales obstáculos para atraer el amor. 

 

Por eso, si esto ha resonado contigo en algún nivel, te invito a responderte con honestidad: 

 

¿Con quién tengo un vínculo o dinámica que no reflejan el tipo de mujer, de pareja y de relación que deseo tener?

 

¿Qué partes o aspectos de esos vínculos tienen que transformarse o morir para vivir como una mujer coherente e íntegra con mi intención de vivir una relación de amor real?

 

Si ya lo he intentado antes y no ha funcionado, ¿Qué me impide mantenerme firme y respetar mi futuro amoroso?

 

¿Qué necesito para tener éxito esta vez?

 

¿Cual es mi siguiente paso, ahora?



Usa este post como una señal para empezar a purificar tu deseo y hacer espacio energético y emocional para un amor real. 



Uno que te hará mirar 10 años atrás y te hará sentir que no te perdiste de nada.

 

Que todo valió la pena.

 

Que sí puedes atraer y tener, una y otra vez, un hombre de valor.

 

¿Te gustó este artículo?

Entonces, suscríbete gratis a mis emails para recibir mayor contenido como éste, directamente en tu bandeja de entrada.

Podrás darte de baja en cualquier momento.

Recomendados:

No estaba lista para ser madre.

“No conozco la meta, pero sigo el camino”.

7 cualidades para reconocer un hombre de valor.